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Disfruto ver como se quiebra el hielo cuando toca el licor al caer dentro del vaso. No sé cuantos hielos han caído ya en este momento de mi embriaguez, en esta noche dolorida que teme que todo se quiebre, no solo el hielo.
Dejo caer deliberadamente la ceniza del cigarrillo sobre los hielos, cae sobre ese hielo quebrado como intentando sanar sus heridas.
Ya es tarde, las heridas se han creado y no hay forma de sanarlas. Lo único que queda es esperar que todo se caiga a pedazos.
Me sirvo otro trago, vacío todos los hielos, al fin esto debe terminar.