El fuego corre por mis venas quemándolo todo, podrían los mendigos acercarse a mí y sentir cómo arde y resguardarse todo el maldito invierno. Podrían los niños del barrio asar bombones sobre mi pecho mientras les cuento la historia de este incendio. Podría deshacer pueblos enteros con la lava ardiente que emanan los poros de mi piel y con un último suspiro arrojar mi corazón carbonizado frente a tus pies, esperando una mirada tuya, una sonrisa; una última sonrisa que bastaría para deshacerme entre tus dedos y terminar, al fin terminar con este incendiario.